lunes, 23 de abril de 2012

Buscando espacios de libertad: leer para ensanchar nuestra vida


Nos preguntamos si quizás sea necesario intentar cambiar nuestra relación con las cosas como forma de hacer el mundo más habitable. Una mirada desinteresada a veces lírica, a veces melancólica, apasionada o simplemente cariñosa con lo que nos rodea puede ser sin duda el inicio de un cambio que nos permita salir de esa instrumentalización  perseguidora de objetivos a corto plazo que es en lo que se ha convertido nuestra relación con la realidad y los demás.

La lectura y los libros son una de las formas más potentes para iniciar ese cambio de relación. Y es que leer puede tener una capacidad sanadora, puede romper las barreras de la realidad, ensanchar la vida, concedernos el engaño de creer, viviendo otras vidas en los personajes de los libros para no estar limitados a una sola existencia. Los libros son una escuela magistral de la condición humana: de sus pasiones, pérdidas, alegrías, miedos o sueños, algo de lo que como humanos no debemos ser nunca ajenos.

Además nos dicen desde la Universidad Sueca de Lund que sin un lenguaje bien estructurado no puedes avanzar. Las palabras son tu instrumento de trabajo, si no lees no consigues dominarlo y entiendes menos de lo que ves y de lo que oyes. El gusto por la lectura es uno de los índices más claros de éxito académico, muy por encima del nivel sociocultural. El nivel de instrucción que da la lectura es un excelente indicador de la calidad de vida (no sólo material) de una población.

Y en épocas totalitarias los únicos espacios de libertad muchas veces sólo se podían alcanzar a través de la lectura. En ese espacio propio e intransferible, la elegancia y la calidez de ese recogimiento personal que es leer, contrasta  y apacigua esa dureza de un exterior que con frecuencia nos sobrepasa. Celebrando y participando en días del libro como el de hoy, es quizás la mejor  forma de renovar la esperanza de una vida que tiene que ser por convicción, de más calidad humana.

Como sabiamente decía Cicerón: "Si junto a la biblioteca tienes un jardín, ya no te faltará nada".

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