Paradójicamente, lo más típico de nuestras sociedades avanzadas es la confusión en lugar del orden y progreso anunciado. La sociedad moderna se ha especializado en convertir en problemas de proporciones sísmicas lo que deberían ser soluciones: el desarrollo tecnológico genera paro o sobreocupación, en vez de tiempo libre; el aumento de la productividad produce crisis de sobreacumulación, en vez de abundancia; los medios de comunicación de masas alienación, en vez de ilustración.
Como expone el sociólogo César Rendueles, la influencia de macroprocesos demográficos o económicos produce un notorio desconcierto ético e individual. Padecemos un déficit cognitivo que nos impide hacernos cargo de grandes magnitudes. Gran parte de la población es incapaz de comprender reflexivamente lo que ocurre a su alrededor, inaugurando así la entrada en una nueva sociedad de la ignorancia; haciendo que la gente acabe refugiándose en actitudes escapistas, presos de una sociedad del espectáculo televisado o del último videojuego o gadget de moda.
La aparición de desproporciones estructurales en el Capitalismo que vivimos provocan crisis y cataclismos que aumentan la indeterminación y el aturdimiento de la naturaleza ética individual a la hora de enfrentarse al cómo actuar ante la gigantomaquia en que se ha convertido lo que nos rodea. Esas estructuras que nos sobrepasan y que muchas veces no comprendemos, son las que casi inconscientemente pueden determinar nuestras vidas.
Deberemos intentar determinar qué es una estructura para poder reflexionar y saber como sobrepasarlas y así retomar el control de nuestra actuación superando nuestros límites:
El concepto de estructura no ha de ser entendido como reflejo o representación de la realidad social. El racionalismo, al modo platónico, piensa que más allá de lo individual y lo concreto, existen formas comunes y permanentes que hemos de descubrir. Estructuras que son dinámicas pero que existen como tales. Formamos parte de una realidad que nos supera, en la que estamos inmersos y que quiere comprenderse. A través de varias prácticas, fenómenos y actividades se produce significado dentro de una cultura, un cierre de sentido. La estructura tiene una existencia puramente ideal, pero no es ni mucho menos el origen de las formas sociales. Es un modelo lógico que da forma a la materia social empírica y la hace inteligible. Así por ejemplo, el sistema de parentivo no es un montón de lazos de consanguinidad entre individuos, sino una creación de la mente humana que nos agrupa en familias que acaban por determinar nuestras vidas.
El historiador francés Fernand Braudel expone que la estructura es una organización, una coherencia y relaciones suficientemente fijas entre realidades y masas sociales. Para los historiadores es lo que domina los problemas de larga duración: un ensamblaje, una arquitectura y una realidad que el tiempo tarde en desgastar. Las estructuras constituyen sostenes y obstáculos. En tanto que obstáculos, se presentan como límites envolventes, de los que el hombre y sus experiencias no pueden emanciparse al convertirse en elementos estables de varias generaciones, obstruyendo la Historia, entorperciéndola y determinando su transcurrir.
Para Braudel existe una tipología de las coacciones estructurales:
- Coacción geográfica: el hombre es prisionero de un equilibrio lentamente construido del que no puede apartarse como las ciudades, la persistencias de rutas o de marcos geográficos de civilizaciones
- Permanencias culturales: como la herencia cultural antigua de la civilización latina.
- Paradigmas científicos: la historia de la Ciencia se nutre de universos construidos (paradigmas) que finalmente resultan imperfectos después de siglos, pero que determinan los limites de lo pensable.
- Sistemas económicos: viejas costumbres de obrar o pensar y marcos resistentes caracterizados por rasgos comunes que permanecen inmutables, mientras a su alrededor se producen rupturas o conmociones. Así el Capitalismo comercial es una etapa de larga duración que ha sobrevivido durante cinco siglos a todas las convulsiones.
¿Pero existe en realidad ese determinismo estructural? La Postmodernidad nos mostró la falacia de cualquier teoría determinista. Como hemos visto, la Estructura es la base teórica, la abstracción de la realidad mientras que el Sistema es algo incardinado en la Historia, algo orgánico y que esta ocurriendo, hechos articulados en un suceso como nuestro Sistema económico Capitalista.
¿Es la teoría quien dirige la Historia o es la Historia quien dirige la Teoría?. Seguramente no hay teoría, por orgánica y realista que sea, que pueda dar cuenta de todos los avatares de la Historia. Ni en las teorías de sistemas complejos pueden estudiarse todas las variables en juego en un sistema como el económico mundial. Las teorías por sólidas que sean no eximen del colapso (como hemos podido comprobar en las recientes crisis). Tenemos claro cuál es la estructura económica del libre mercado, pero nunca podemos estar seguros de encontrarnos ante un sistema verdaderamente de libre mercado.
No hay determinismo teórico. Si hay obstáculos y límites virtuales. Afortunadamente la vida está para superarse y permitirnos superarnos. Ahí radica la esencia y grandeza del Ser Humano: de lo que somos pero también de lo que podemos llegar a ser. El determinismo es en el fondo una actitud a nuestro alcance: es algo que nosotros decidimos, pues es individual, en nuestro carácter ético de luchar por superar las limitaciones.
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