viernes, 12 de diciembre de 2014

Soberanía digital: la tecnología también es política


Toda tecnología que no controlemos será utilizada contra nosotros. Esta es la principal máxima que se puede derivar de la situación de desarrollo tecnológico actual y su control monopolístico por los grandes conglomerados de las multinacionales tecnológicas al servicio de la comercialización y monetización de la que parece la nueva materia prima del Capitalismo actual: los datos. Recordemos por ejemplo, que la CIA admitió que utiliza el análisis de metadatos para matar.

Estas grandes nuevas multinacionales tecnológicas están sin duda modificando el panorama no solamente empresarial, sino también el cultural y social. A través de su capacidad de desarrollo tecnológico  y de su control monopolístico, están instalando una nueva y peligrosamente estrecha ideología pragmática: el solucionismo. Creando nuevo software cerrado e innovadoras aplicaciones (apps) parece que todos nuestros problemas van a tener una solución inmediata o desaparecer y nuestra vida mejorará con un simple click. No parece haber lugar para la crítica discursiva o para formas más tradicionales de la gestión de las problemáticas sociales mucho más lentas y conflictivas, como la política.

La visión intencionalmente positiva del futuro, mediante su tecno-optimismo que estas multinacionales propagan globalmente en sus campañas, esconden  la cara oculta de la cesión confiada e inconsciente de nuestros datos, y por tanto de nuestra soberanía personal y política, a unos pocos actores en algo tan vital para el desarrollo de nuestro sistema económico y social como es la tecnología. Hay siempre que reflexionar sobre estas prácticas: porque cuando normalmente no tienes que pagar por un producto o servicio es que seguramente el producto eres tú.

Este tipo de gestión monopolística de la tecnología por el abandono de nuestra soberanía en esta materia, cegados por la promesa de una vida mejor ofrecida por las aplicaciones tecnológicas y sus gadgets, produce en el fondo cambios revolucionarios en nuestra forma de entender las relaciones sociales y la política. Muchas veces pensamos en la revolución como un cambio abrupto y repentino, que del caos crea un nuevo orden de cosas; pero también puede pensarse que hay cambios revolucionarios más lentos y de larga duración: la influencia cada vez mayor de la tecnología en nuestra economía y política durante estas últimas décadas puede ser uno de ellos.

Estos cambios revolucionarios más lentos, pero de más larga duración, pueden observarse en nuestra comprensión de las relaciones sociales donde por influencia de la tecnología y las redes sociales hemos renunciado sin grandes coacciones a nuestra intimidad : y hacemos de la exposición al "Me gusta" el patrón de valor del mercado y de nuestra apreciación  y autoestima personal.  Por otro lado, la constante reclamación de transparencia y positividad como leivmotiv de la nueva política y sociedad no deja ningún espacio a la necesaria reflexión y discusión sobre alternativas contrapuestas y negativas a la opción principal, para de una forma dialéctica intentar avanzar en soluciones consensuadas.

Con la única máxima de la transparencia positiva cualquier atisbo de intimidad o de reflexión en contra o negativa  es eliminada como oscurantista, antiprogresista y asocial por esta nueva ideología tecnológica  positiva, transparente y solucionista. La nueva ley social es clara: los demás tienen derecho a saber sobre ti. La distopía ya no es el miedo a un Gran Hermano que nos observe, sino a ser excluidos y que no nos sigan en la red social o nos vean. No es necesario un totalitarismo centralizado que nos controle, en estas nuevas sociedades somos todos quienes observamos y controlamos a todos (al estilo del nuevo panóptico digital de Byung-Chul Han). Y disentir a la opinión mayoritaria de las redes sociales, provoca la exclusión de las mismas y por tanto, nuestra no existencia o muerte social. Incluso el poder de las noticias y la prensa es aglutinado, jerarquizado y expuesto o eliminado,  en función de los criterios de estas multinacionales tecnológicas en sus buscadores.

Se hace muy necesario abogar por retomar nuestra Soberanía Digital como forma de hacer frente al monopolio empresarial  de un factor tan vital como es la influencia de la tecnología en nuestras sociedades. Una soberanía digital que nos permita dar consentimiento informado a nuestra gestión de datos y que a su vez nos ayude a recuperar el control político democrático de los avances tecnológicos, de su gestión y aplicación social.

Aunque no nos lo pueda parecer en un primer momento,  la tecnología también es política: se trata de cambiar este poder tecnológico actualmente utilizado sobre los otros (el cual fue caracterizado por Foucault),  a un tipo de poder entre todos: el que se da entre y para la gente. Es nuestra responsabilidad aprovechar las enormes posibilidades de la tecnología como vector de la mejora social: gestionada democrática y políticamente mediante el ejercicio de nuestra soberanía digital, contra el inquietante monopolio, posiblemente totalizador,  que cada vez más se está dando en el desarrollo tecnológico actual. La tecnología no es cosa de unos pocos : la tecnología también somos todos.



** Si te interesan más materiales gratuitos sobre la Macrofilosofía del Capitalismo clicar en el link de abajo:

Materiales descarga gratuita PDF Macrofilosofía del Capitalismo

Contactolarazondesencantada@yahoo.es


No hay comentarios:

Publicar un comentario