Todos tenemos ciertos momentos en nuestra vida en que nos sentimos algo alejados y distantes de nuestros deseos y objetivos vitales. Son momentos que bien por circunstancias externas o por pensamientos propios sufrimos ante una realidad o personas que a veces no se adecuan a nuestras expectativas. Si esta situación se mantiene en el tiempo puede interiorizarse y provocarnos una actitud vital melancólica a modo de ese artístico spleen y angustia vital tan característico de los autores románticos y existencialistas ante una realidad que desbordaba sus sentimientos.
Una forma de exorcizar estos demonios internos y salir airosos de estas situaciones es sin duda comunicar y hablar con las personas en quienes confiamos. Pero otro diálogo que puede ayudarnos es también el literario con autores que en su propia idiosincrasia y forma de ser lleven incorporados esta experiencia a veces devastadora que conlleva el sufrimiento humano.
Y son a mi entender los autores y el Pueblo Ruso quienes quizás mejor representen este papel histórico de pueblo que ha tenido que lidiar con grandes catástrofes desde la época de los zares, al intento de invasiones naponeólicas y nazis o al totalitarismo estanilista del siglo XX.
El Alma Rusa describe perfectamente la característica de lo ruso: bravura, cordialidad, maximalismo moral (el famoso "todo o nada"), hospitalidad, primacía del corazón sobre la razón, místicismo e inclinación a desesperarse y a la melancolía y aversión al pragmatismo. Con frecuencia no son capaces de elegir entre la violencia y la contemplación ascética lo cual les provoca una inclinación a la anarquía o a lo revolucionario
Y su literatura es fiel reflejo de esa forma de ser que lleva interiorizada el Alma Rusa y que puede servirnos de ayuda reconfortante y de catársis con su lectura: desde Tolstoi y su monumental Guerra y Paz o la conversión moral femenina en su Anna Karénina pasando por Dostoievsky y el sufrimiento moral de sus personajes en Crimen y Castigo o Los hermanos Karamazov o acabando en el más moderno Vasili Grossman reflejando también el sufrimiento de todo un Pueblo ante la invasión nazi en su magistral obra Vida y Destino.
Toda una galería de personajes y un pueblo en busca de redención de ese sufrimiento y melancolía que a veces les acosa pero que con su actitud vital de resistencia y lucha despierta del letárgo no sólo a ellos mismos sino también a toda la humanidad proclamando el íntimo deseo de una libertad y felicidad que también es nuestro y que tanto puede ayudarnos en los momentos difíciles que a veces pasamos.
Me pareció una descripción muy precisa del alma rusa. Sin embargo me parece que podría ampliarse, si cada uno de los atributos que se enumeran fueran enriquecidos con fuentes o pasajes concretos que atenúen el universalismo de lo racional. Es decir, al contexto en el que la bravura es precisamente rusa y no otra. Esto lo digo para no reproducir el estereotipo del ruso que se propaga comercialmente.
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