Se hace difícil pararse a reflexionar porque esta falta de actividad es vista como una pérdida de excelencia personal. Nuestras empresas buscan más perfiles de utilidad dirigida, repetitiva y de usar y tirar a personas y directivos que entiendan la vital importancia de tomarse su tiempo para estructurarse y dirigir su mirada hacia una trayectoria personal y profesional consciente y responsable no sólo con uno mismo, sino también con los que te rodean.
Quizás sea importante respetar el proceso de las cosas: hay que invertir tiempo en aprender, interiorizar las reglas de juego, afinar los detalles y redescubrir la tenacidad natural que todos tenemos. Tampoco hemos de dejar a otros la posibilidad de inmovilizarnos: el miedo puede llevarnos a esperar que todo vaya a seguir siendo igual.
Sentir la sensación de fluidez que esta en la esencia de la vida nos ayudará sin duda. Heráclito ya nos decía sabiamente que todo fluye (panta rei). La clave está en el cambio como constante: ninguna situación es inmutable para siempre.
Esta nueva visión puede conseguirse ejercitando conscientemente:
- La fluidez mental: dejando que surjan ideas inesperadas.
- La fluidez emocional: dejando que el miedo, el odio o la ira simplemente pasen.
- La fluidez social: aportando motivación y creatividad
- La fluidez cultural: formándote en todo aquello que suponga entender mejor lo que te rodea.
Se trata simplemente de intentar no sucumbir a modelos sociales que se convierten en modelos mentales. Apostar por uno mismo, mediante la reinvención en la fluidez constante, evitará el inmovilismo que causa el miedo a un futuro a todas luces incierto para todos. Como decía Montaigne: hay que dejar que la vida sea su propia respuesta.
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