Nos enfrentamos a un mundo complejo y acelerado, sufriendo cambios desestructurantes y la vorágine de la destrucción creativa de un capitalismo postfordista, dirsuptivo, cognitivo y turboglobalizado y donde tenemos la sensación de vivir en un laberinto en el cual salvaguardar lo humano ante tanto cambio es casi una tarea imposible y parecemos condenados a caer en la obsolescencia en vida. ¿Estamos evolucionando a hacía una nueva especie de Homo Obsoletus ?
El profesor de filosofía Gonçal Mayos en su libro "Homo obsoletus: Precariedad y desempoderamiento en la turboglobalibzación" propone tres grandes metáforas que reflejan las actitudes básicas ante el mundo:
- La premoderna se asemejaría al guardabosques: era una especie que vivía en y de la naturaleza pero obedeciéndola como algo superior por su valor intrínseco o por ser obra divina. Estas sociedades aunque pueden depredar el entorno, se consideran defensoras del orden natural y no se incluyen entre los agresores del entorno. Es la imagen de un guardabosque como agente protector y donde se considera una patología o pecado quiere ir en contra del designio de los dioses y del orden cósmico. Era lo que los griegos clásicos llamaban hybris.
- La moderna del jardinero: este tipo de sociedades creen que es necesario dominar y mejorar el orden natural en la persecución de un progreso infinito inspirado en una utopía. El jardinero (como los tecnólogos o los ingenieros) parte de planificaciones, diseños y objetivos propios para interactuar con la naturaleza, forzándola y dominándola, pero también estudiándola y aplicando las leyes que descubre en ella. Perciben estar en un laberinto que bloquea sus ansias de libertad y su capacidad de configurar nuevos órdenes en función de sus nuevos diseños. Se ven obligados a transformarse en su mismo éxito a modo de turbohumanos que tras explotar, colonizar o tecnificar su entorno están llegando a un nuevo laberinto del desierto.
- La actitud postmoderna y cognitivo-turboglobalizada del cazador:hemos llegado a la era de los emprendedores, del cognitariado y precariado como cazadores de oportunidades. Se prescinde de las grandes utopías, ideologías y proyectos a largo plazo para limitarse a ir sobreviviendo, cobrarse las presas más valiosas y poder alargar así su precario proyecto personal. Los acelerados cambios sociales presionan para que se comporten como si todas las cosas estuvieran para ser transformadas en oportunidades laborales, de negocio y rentables Startups. Estos emprendedores, cognitariado y precariado que compiten entre sí a la caza de oportunidades efímeras, con el riesgo de quedarse obsoletos, y por tanto excluidos, tienen que asumir que su destino es el laberinto del desierto a modo de Mad Max. Ya no queda ningún lugar libre, fijo, propio o sólido y esto genera cansancio y angustia. Habitamos un mundo infinito, sin límites ni condiciones, siempre en tránsito y mutación perpetua donde todos lo sólido se desvanece en el aire.
El profesor Mayos concluye con la paradoja que nunca el poder colectivo humano ha sido tan grande sobre las especies y la naturaleza en general, pero sin embargo hoy la vivencia humana predominante es la precariedad existencial y económica y el angustiante desempoderamiento personal. ¿Está perdida la humanidad actual? La respuesta está quizás en la misma humanidad que pueda sostenerse a sí misma redistribuyendo riqueza, sabiduría y justicia deviniendo de nuevo, como apuntaba Nietzsche, niños como la mejor posibilidad de un nuevo y radical comienzo.
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