sábado, 11 de agosto de 2012

¿Hacemos lo que debemos?: los excesos del sistema


El vivir absorbidos dentro de un sistema que nos deja muchas veces sin aliento por sus exigencias para continuar gozando de sus supuestos deseables retornos, hace que tengamos poco tiempo para la reflexión que se difumina en ese deslumbramiento por las metas a conseguir y la serie de ineludibles obligaciones diarias que todos tenemos. Pero afortunadamente hay también tiempos de reposo en los que la vida tiene otra velocidad más a escala humana y en los que intentamos recogernos para intentar dar sentido a lo que hacemos y compartimos.

Una de las cuestiones más profundas que tenemos para pensar y a la que más cuesta dar respuesta es la de si en nuestra vida y en el sistema que hemos construido: ¿Hacemos lo que debemos?. Muchas respuestas han sido dadas en el tema de la ética y quizás una de las más interesantes y recientes es la reflexión del profesor de la Universidad de Harvard, Michael J.Sandel. Es autor del libro Justicia y del más reciente Lo que el dinero no puede comprar. Los límites morales del mercado. Este profesor nos reta con una frase que repite constantemente: "Todo esta a la venta" pero no se refiere sólo a lo material que nuestro sistema nos da la oportunidad de adquirir, sino también las mejores cosas de la vida: los sentimientos, las sensaciones, la igualdad o la justicia. Todo se corrompe cuando se pone a la venta y ahora todo tiene el cartel de se vende.

Los excesos de los mercados llevados al extremo, nos están devorando. De este modo pregunta como ejemplo: ¿Por qué hay aerolíneas que ofrecen saltarse la cola de embarque por dinero? ¿No es este gesto un símbolo de desigualdad social? ¿Por qué muchas empresas venden e incentivan esta desigualdad social que humilla a una parte de sus clientes?. Para Sandel "el más fatídico cambio de las últimas décadas no es el aumento de la codicia, sino la expansión de los mercados y sus valores a esferas vitales que no son suyas"

Utilizamos el dinero no como intercambio, principio sobre el que nació, sino como diferenciación social. Cuando lo usamos no pensamos ni en el daño que hacemos a los demás, cuando hacemos evidente nuestra superioridad, ni en nuestra propia degradación moral. Sandel defiende que el pragmatismo ha desplazado a la ética porque es más rentable, porque a los que más tienen les interesa este desequilibrio y lo fomentan desde muchos ámbitos que controlan.

Parece que en las últimas tres décadas hemos ido a la deriva, de tener una economía de mercado (herramienta que se ha demostrado valiosa y efectiva) a convertirnos en una sociedad de mercado (lugar donde todo está en venta). Sandel diagnostica que la democracia no exige una igualdad perfecta, pero sí exige que los ciudadanos compartan una vida en común. Ya que es la forma en la que aprendemos a negociar y a tolerar nuestras diferencias y es la que nos lleva a que nos importe el bien común.

Los tiempos de reposo son grandes catalizadores de cambio de actitudes: pensemos  si ¿Queremos una sociedad con todo a la venta? o sí ¿hay aún bienes morales y cívicos que el dinero no debería comprar?. Estamos sin duda aún a tiempo de cambiar a nuestra pequeña escala humana pero sólo si hacemos lo que debemos.

2 comentarios:

  1. ana rodriguez diaz13 de agosto de 2012, 15:41

    En este tiempo de recortes y problemas para realizar tu trabajo como es debido, cada vez noto más la competencia entre nosotros, para conservar tu parcelita de consumo sin importar si a tu compañero lo echan o lo envian a un Ere o lo que sea se ha impuesto ,el esto es lo que hay que da respuesta a todo sin importar si hay otro camino a seguir

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  2. Qué interesante, el mercado nos viene bien para la economía pero quizá no para toda la sociedad

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