domingo, 14 de septiembre de 2014

Del Estancamiento Secular al Tecno-optimismo digital


Una de las grandes disyuntivas actuales en la evolución económica es dilucidar si hemos entrado en una fase de estancamiento secular o solo estamos en una fase de transición, en la que llevados por el nuevo tecno-optimismo, inauguraremos una nueva era de crecimiento y prosperidad económica mediante los nuevos desarrollos tecnológicos con la aparición de la economía digital.

La teoría del Estancamiento secular (Secular stagnation) expone que nos encontramos en medio de un gran estancamiento económico que durará décadas. Los crecimientos sólo han sido posibles gracias a las burbujas. Existe una infrautilización persistente de recursos potenciales y lo determinante es que los bancos van a seguir sin dar créditos, lo que unido a la pérdida de pulso económico de los emergentes, puede causar otra caída en la recesión. Para el economista Robert Skidelsky el estancamiento secular es el destino de todas las economías que dependen de la inversión privada para llenar la brecha entre el ingreso y el consumo. A medida que el capital se hace más abundante, la rentabilidad esperada sobre las nuevas inversiones, teniendo en cuenta un margen para riesgos, cae hacia cero.

Las expectativas de ganancias caen por debajo del coste de los préstamos al situarse la tasa esperada de rentabilidad del capital por debajo de la tasa de interés mínima aceptable para los ahorradores. Los nuevos inventos (negocios de internet) requieren menos capital que el pasado y también menos trabajo. La oferta de capital se incrementa hasta el punto en el que no produce ninguna rentabilidad neta por encima de su costo de reemplazo. Las oportunidades de inversión escasean por lo que el crecimiento se estanca.

Uno de los principales impactos de esta nueva economía estaría en la creciente desigualdad de las sociedades que se ha ido observando en los últimos años. El proceso productivo de estas tecnologías propician la concentración de rentas en pocos grupos sociales y empresariales. Según el neoliberalismo la desigualdad económica es, hasta cierto punto, fundamental por cuanto constituye el incentivo necesario para que los pobres espabilen y se esfuercen. Pero más allá de debates ideológicos, lo más urgente ahora sea seguramente crecer y crear empleos en una "expandeflación", aunque para eso se tenga que seguir aumentando la deuda pública. Asistimos quizás al fin de la socialdemocracia: antes el crecimiento que la igualdad.

El reverso positivo de esta nueva fase económica viene dado por el denominado Tecno-optimismo de autores como McAfee y Brynjolfsson que en su obra "The second machine age"  exponen que estamos ante una segunda era de la máquina (la primera fue la revolución industrial), donde miles de cerebros interconectados por nuevas tecnologías digitales, teléfonos inteligentes y redes sociales están a punto de transformar radicalmente la sociedad y la economía, impulsando el crecimiento y la productividad. Esta nueva economía de servicios no estaría recogida por la metodología de cálculo del PIB y su infravaloración rozaría el 20% del PIB anual.  La nueva economía de internet tiene como características elevados costes fijos, bajísimos costes incrementares y los denominados efectos de red que conllevan escenarios en los que el ganador acapara todas las rentas.

Está afectando al empleo porque ahora mismo aún existe un desajuste entre la productividad y el trabajo: no se debe a que el progreso tecnológico se haya estancado; sino porque los hombres y las instituciones no corren lo bastante para seguir este progreso y cambiar su capacitación y crear nuevas formas organizativas o institucionales. Superada esta brecha, la abundancia volverá.

Para estos autores abanderados del Tecno-optimismo estamos ante una nueva economía de la abundancia con tres motores básicos: 1) El digital: que permite replicar sin coste y distribuir; 2) Exponencial: los procesos pueden convertirse fácilmente en exponenciales; 3) Combinatorio: cada innovación crea bloques de nuevas innovaciones. Se ha generado una nueva "general purpose technology" , como la electricidad en la revolución industrial, y de ellas se irán derivando otras tantas que crearan a su vez crecimiento y abundancia alejándonos del estancamiento y el pesimismo. En economía siempre hay pues afortunadamente motivos para la esperanza, como ya decía el compositor Anton Brucker: "Aquel que quiera construir torres altas, deberá permanecer largo tiempo en los fundamentos".



No hay comentarios:

Publicar un comentario