miércoles, 12 de enero de 2011

El dilema de la obediencia: el poder en nuestra vida diaria

¿Por qué obedecemos, a veces mansamente? ¿Por qué acatamos ordenes, instrucciones, métodos o jefes en el trabajo? ¿Por qué nos levantamos cada mañana y vamos a trabajar  básicamente a cumplir los objetivos que otros nos marcan? Como se preguntaba Hume: ¿Por qué tantos se someten a tan pocos?

Este dilema de la obediencia debida y el respeto al poder (y su pasión por poseerlo) y a la autoridad es uno de los grandes temas del pensamiento y sobre el que todos nosotros deberíamos reflexionar más a menudo ya que es algo con lo que convivimos y nos afecta a lo largo de toda nuestra vida.

Podemos definir el Poder como la capacidad de influir y cambiar el comportamiento de los otros, normalmente a traves del acceso a unos recursos. Y a pesar de que pensemos que el poder lo posee alguien o alguna institución como muy bien decía uno de los filósofos que más han estudiado esta temática, el francés Michel Foucault, el poder no se posee, se ejerce, hay que estar atentos a la microfísica del poder: no es una propiedad, es una estrategia que debe desarrollarse para ser efectiva, un sistema de relaciones, algo que esta en juego. Y aquí viene una de las cuestiones importantes: el poder no sólo reprime, sino que también produce efectos de verdad, conocimientos, unos beneficios, una visión del mundo o vanas ilusiones.

Y a veces, pensemos que en nuestra vida diaria sobretodo en la laboral, este ejercicio del poder es en ocasiones más simbólico, dulce y sútil que real, directo y evidente. Es lo que el sociólogo Pierre Bourdieu denomina como la violencia simbólica que es aquella que arranca sumisiones que ni siquiera se perciben como tales, apoyándose en unas expectativas colectivas (promoción laboral y social, acceso a cosas exclusivas) y en unas creencias socialmente inculcadas (aspirar a una mayor clase social, a dirigir, a tener más respeto de los demás...) que hacen que ni nos planteamos discutir estos objetivos u ordenes que nos vienen de fuera y que los acatemos sin rechistar ya que los consideramos como casi naturales ya que producen y crean un tipo de realidad y promesas inconscientemente apeticibles para nosotros y de las que no queremos ser excluidos.

Y ante esta nueva evidencia, aún nos queda como esperanza al levantarnos cada mañana a cumplir en el fondo objetivos de otros en un mundo que nos crean , nuestra capacidad crítica de raciocinio que nos permita al menos fijar nuestros pequeños y propios objetivos vitales ya que lo que si que es cierto es que si uno mismo no tiene objetivos, no nos debemos preocupar, otros los tendrán para nosotros.

* Si te ha gustado este post puedes descargarte gratis en pdf el libro recopilatorio del blog " La razón desencantada" en el link de abajo:

  http://www.bubok.es/libros/216134/LA-RAZON-DESENCANTADA   


2 comentarios:

  1. Magnífico blog. Me congratulo de haberlo hallado y doy mi enhorabuena a su autor.

    Salud!

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  2. NO EXPECIFICA ALGUNA SITUACION EN LA QUE SE PUEDE HAYR ESTA OBEDIENCIA SOLO ES UNA OPINION EL RESTO ESTA MUY BIEN :)

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