miércoles, 12 de marzo de 2014

La buena vida y la felicidad: la autodeterminación como libertad


Cuando nos preguntamos sobre qué significa llevar una buena vida o ser feliz damos por descontado que ambos términos tienen el mismo significado o son equivalentes pero es quizás importante distinguir entre la Felicidad como algo privado y psicológico y los elementos básicos que permiten llevar y construir una buena vida, los cuales deberían proporcionarlos nuestro entorno y el sistema económico, normalmente a través del Estado.

El sociólogo Richard Sennett nos convulsiona al decirnos que el Capitalismo en los últimos veinte años se ha hecho completamente hostil hacia la construcción de la vida. Así, en el antiguo Capitalismo corporativo de mediados de siglo XX podías sufrir injusticias pero construirte una vida. En los últimos veinte años el Capitalismo se ha convertido en algo inhumano destrozando en sus crisis recurrentes miles de proyectos vitales, que quedan difuminados en una precariedad que acaba corroyendo el carácter de los trabajadores ante una falta de perspectiva de carrera profesional o las nuevas formas de temporalidad y flexibilidad salvaje.

Desde una visión que ahora se antoja utópica, la buena vida que debería proporcionar el Estado estaría basada en elementos básicos como:
  • la salud, seguridad física y económica: la renta básica adquiriría aquí un sentido de mínima, seguridad vital ante los golpes que nuestro sistema económico recurrentemente nos va a  ir dando,
  • libertad para actuar con autonomía,
  • lazos afectivos con los demás y ocio.

Con seguridad lo importante actualmente es volver de nuevo hacía lo que verdaderamente vamos a poder controlar: que es nuestra propia Felicidad. Como nos expone sabiamente el filósofo francés Michel Foucault debemos ocuparnos de nosotros mismos: entender lo que pensamos, sentimos o hacemos como elementos de la comprensión global de la que formamos parte. Entender la vida como una obra de arte, como un estilo de existencia, como un trabajo sobre uno mismo. El yo es una invención. El sujeto debe construirse, no descubrirse.

Vivimos en una sociedad de logros: pretenden que seamos lo que tenemos, parece que somos lo que nos pasa exteriormente pero la felicidad debe ser una construcción de uno mismo desde el interior. Esto nos ayudará a ser libres en el sentido de no esclavizarnos a nuestras pasiones. Nos permitirá distanciarnos de ellas. No nos miramos a nosotros mismos, miramos el mundo para conocerlo y así conocernos. De esta manera construimos una identidad, un estilo de vida, una estética de la existencia que podemos compartir con los demás.

Como exponen algunos filósofos como Lluís Roca: la base de la libertad no es la indeterminación sino la autodeterminación. Es libre el que se autodermina, el que se determina por sí mismo. No deben determinarnos los otros cuando nos intentan dominar decidiendo por nosotros a través de la servidumbre voluntaria, ni tampoco las pasiones cuando nos dejamos llevar por los impulsos. 

Para Lluís Roca la libertad interna implica un trabajo en tres aspectos:
  • El primero es la consciencia: saber lo que nos pasa y porque nos pasa, saber lo que queremos y porque lo queremos;
  • El segundo aspecto es la voluntad: es poder hacer. Es la capacidad de transformar la intención (acto mental) en decisión (acto físico);
  • El último aspecto es el autodominio: no ser un esclavo de uno mismo, de las propias pasiones.

Capacidad de consciencia, voluntad y autodominio conforman nuestro trabajo para autodeterminarnos y forjar un carácter que nos haga felices. Y este trabajo es una cuestión que depende de nosotros a pesar de que en algún momento las circunstancias externas no nos permitan llevar una buena vida. Marco Aurelio ya sabiamente nos recomendaba: "Talla tu máscara": construye tu yo, tu carácter y hazlo de la mejor manera posible. Eso afortunadamente siempre estará en nuestras manos como artesanos de nosotros mismos.



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