martes, 6 de septiembre de 2011

Vivir hipotéticamente: afrontando el futuro con confianza

Vivimos ciertamente una época donde cuando se discute sobre el futuro, se habla de él de forma negativa casi automáticamente. Quizás deberíamos comenzar a intentar mirar hacia adelante de manera menos traumática: lejos de un optimismo ingenuo pero con la confianza plena en el abanico de posibilidades que nos da por si misma la extraordinaria experiencia de estar vivos.

Debemos ser asimismo conscientes que nuestra época actual difiere claramente de la histórica modernidad: como nos dijo sabiamente el filósofo Kant los roles de la primera modernidad dependieron en gran medida de la prescripción de reglas determinadas, del juicio determinado. En nuestra postmodernidad es el individuo quién debe buscar las reglas mediante el juicio reflexivo.

Queda abierta pues la ventana a la incertidumbre, al riesgo pero por otro lado también se deja la puerta abierta a la innovación y a mayores grados de libertad que nuestros antepasados, tanto en nuestros roles como en nuestras posibles acciones.

Y también debemos tomar en consideración que muchas veces la reiterada pregunta por el sentido, la interpretación (hermenéutica) o los objetivos finalistas devoran el contenido mismo de la experiencia como bien exponía la fenomenología de Husserl.

Es posible que en ocasiones sea necesario dejar fluir las cosas como son, sin intentar apropiarnos de forma interesada de su esencia o interpretarlas con ofuscados juicios. Vivir simplemente la experiencia: el clásico griego panta rei (todo fluye).

El sociólogo U.Beck en su obra La sociedad del riesgo mundial. En busca de la seguridad perdida nos ofrece las claves para afrontar la época que vivimos: debemos ser conscientes de que hemos dejado atrás (quizás para siempre) la época industrial de las certidumbres, de las grandes ideologías, del inmovilismo social, de la seguridad del trabajo para toda la vida y saber cambiar con la llegada de la incertidumbre y del riesgo.

Mediante el juicio reflexivo y el poder autoformativo que nos da la experiencia de nuestra propia individualidad podemos liberarnos de la compulsión de la identidad o un rol que nos enconserta afrontando los miedos que a todos nos acontecen en algún momento. Y abrirnos a la diferencia constituyente del riesgo, las oportunidades y la innovación con las que la época actual nos desafía a nosotros: los que afortunadamente estamos vivos para intentar llegar a ser lo que queramos Ser.

Como nos dijo Robert Musil  en su magnífica obra El hombre sin atributos debemos vivir hipotéticamente: este lema expresaba el valor y la voluntaria ignorancia en la que cada paso es un riesgo sin experiencia. Lo hermoso y lo único cierto del que mira el mundo por primera vez o de forma nueva es esa excitante sensación de estar predestinado a algo.

¿Cuál es entonces tu hipótesis de futuro?

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