domingo, 11 de mayo de 2014

Breaking Bad: la moral como opción personal


¿Estamos solos ante nuestras decisiones? ¿La responsabilidad de nuestras acciones es una cuestión únicamente de conciencia individual?. Ante un entorno de crisis como el actual: ¿hasta que punto no tenemos la sensación de ser todos héroes solitarios que debemos luchar en una realidad verdaderamente adversa, intentando proteger a los nuestros pero sin saber si lograremos mantenernos en pie?

Breaking Bad, una de las mejores series televisivas de la historia, ofrece interesantes puntos de análisis que muestran la condición actual a la que se enfrenta el sujeto moderno. La serie cuenta la historia de la transformación de un anodino profesor de instituto de química norteamericano, que tras ser diagnosticado de un cáncer agresivo toma la decisión de convertirse en un narcotraficante, con la intención inicial de ganar dinero para asegurar el futuro de su familia una vez él fallezca.

Desde diferentes perspectivas como la Filosofía, la Sociología o la Psicología se han realizado análisis que pueden verse condensados en el libro: Breaking Bad: 530 gramos (de papel) para seriadictos no rehabilitados. Las conclusiones que pueden sacarse de estos análisis son realmente interesantes para intentar delucidar cual es la condición del sujeto moderno, a la que todos en el fondo estamos expuestos:


  • Breaking Bad no plantea una situación en la que la moral de los personajes sea estática, contradictoria o teñida del espíritu de la época. Otras series crean realidades en las que se prescinde de la actuación individual. Los actos de los personajes no expresan quienes son: en gran medida son una reflexión sobre una época determinada; en lugar de ello en Breaking Bad se apunta que la moral es, siempre, una opción personal. ¿Qué convierte a un hombre en  "malo"?, ¿sus actos, sus motivos o la decisión consciente de ser una mala persona?. Lo bueno y lo malo no son más que opciones complejas, para nada distintas de cualquier otra.
  • El personaje principal de la serie, el químico Walter White, es visto a modo de un Fausto moderno que intenta trascender la realidad mediante el conocimiento pero que su insatisfacción y su codicia le llevan a crear un imperio de las drogas. En la actualidad, al contrario del Fausto histórico, el protagonista no debe rendir cuentas a un ente superior por su codicia o ambición, sino que el castigo se experimenta de una forma personal, en un constante dilema moral. ¿Por cuanto tiempo logrará convivir con su demonio interior?.
  • La serie es la puesta en escena de la complejidad del sujeto contemporáneo y el proceso de atracción hacia lo "monstruoso": es el despertar de la conciencia individual del profesor de química de instituto acerca de la precariedad del mundo actual, ante una crisis que cortocircuita el tejido social, con el deterioro de alguna de sus instituciones como la justicia o el sistema sanitario que no se distribuye equitativamente o una ética provisional desprovista de moralidad. En el personaje de Walter White se caracteriza el propósito heroico del sujeto moderno, en su firme decisión de emprender la acción individual en pos de una resolución justa del conflicto material que se le plantea ante su probable próxima muerte, lo cual compromete gravemente el futuro de su familia. Lo que le contradice son los medios empleados y las consecuencias trágicas que provocan dicha acción.
  • Existe en la serie una concepción dialéctica de los conflictos individuales: la idea de límite parte de la conciencia de la temporalidad y el frenesí de la huida de la muerte descolocando el orden natural de la existencia y la temporalidad con su acción de héroe trágico en su transformación de profesor de instituto a narcotraficante sin escrúpulos (apodado Heisenberg). Se relata el itinerario hacia lo monstruoso con una pérdida de la moralidad, la transgresión de los límites últimos en una pura y llana acción depredadora mostrando al mismo tiempo otro lado oscuro: el de la lógica capitalista sustentada en el individuo y el derecho inalienable a la propiedad. 
  • Como expone Gil Calvo se muestra la realidad del desamparo, el del sujeto del mundo en crisis del nuevo siglo que constituye el territorio y el tiempo para "el regreso de los monstruos" depredadores (capitalistas). Supone ésta una realidad que brota de un modelo social desgajado y sometido a los designios de destinos ya no plenamente humanos ni trascendentes, sino reflejos banales de la lógica pragmática e instrumental, y de los atavismos de un individualismo extremo.
  • ¿Cómo podemos distinguir entre lo bueno y lo malo?. Spinoza nos decía que distinguir lo bueno y lo malo no es una cuestión relativa a juicios morales o a recompensas y castigos, sino es una cuestión relacionada con la química, con la composición o descomposición de los cuerpos. La verdadera alegría, el aumento de la potencia de existir, procede únicamente de cada uno. No existe el Mal (en sí), ni el Bien (en sí) sino solamente lo bueno y lo malo (para mí). Como expone el químico Walter White a sus alumnos, en su filosofía, similar en este aspecto a la de Spinoza, los remordimientos y la tristeza son una pérdida de tiempo porque disminuyen nuestra potencia de existir y nuestro único objetivo es sobrevivir, perdurar, pasar página.
  • Finalmente como nos expone  el escritor Enrique Vila-Matas la serie Breaking Bad es un reflejo magistral de nuestra condición humana: White es un químico y modesto profesor que pierde el mapa de su vida cuando le anuncian una enfermedad terminal. La ciencia nos dice que el Universo es aleatorio, un caos donde partículas  subatómicas sin fin colisionan sin rumbo, pero lo que no nos dice la Ciencia es porque un hombre es capaz de actuar de esa manera. 
Nos rescata afortunadamente en este punto el arte de Gonçalo Tavares con su poema El mapa:
"Entre la posibilidad de acertar mucho, existente en la matemática, y la posibilidad de errar mucho, que existe en la escritura (errar de errante, de caminar más o menos sin una meta), opté instintivamente por la segunda. Escribo porque perdí el mapa"

¿Quién no ha perdido nunca el mapa de su vida? Escribámoslo de nuevo sin miedo ya que siempre estamos a tiempo mientras estemos vivos, confiando en esa instintiva potencia de existir que todos llevamos dentro.







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