domingo, 4 de mayo de 2014

Economía civil: una alternativa de desarrollo humano integral


No existe una alternativa a la economía de mercado. Estamos ante una crisis interna del capitalismo y cualquier sistema alternativo parece además de conflictivo, no viable para la organización económica de sociedades complejas e interdependientes como las actuales.

Lo que si que existen en cambio, son distintos modelos dentro de la denominada economía de mercado: uno de los modelos es el de economía neoliberal, propia de la tradición norteamericana, cuyo objetivo es incrementar el bien total. Por otro lado, y como alternativa, existe otro modelo denominado de economía civil, típico de la tradición cultural de Italia y España, que pretende incrementar el bien común. Como expone el economista y profesor italiano Stefano Zamagni, la economía civil persigue el desarrollo humano integral, con tres componentes: crecimiento, dimensión socio-relacional y espiritual. Se debe organizar la sociedad  y las instituciones de manera que las tres dimensiones vayan juntas y no sólo prestando atención al crecimiento propugnado por el modelo neoliberal. Se trata de poner en el centro de la dinámica económica a la persona y su crecimiento personal.

La economía civil de mercado busca orientar el discurso económico por una vía que pretende recuperar la noción del bien común, yendo más allá del puro beneficio, y aboga por la recuperación de otros bienes igualmente necesarios para una vida plena: los bienes relacionales. Como explica Zamagni, en la lógica de bien total, propia del modelo neoliberal, dado que el bien total es resultado de la suma de los bienes individuales, puedo olvidarme de algunos, puesto que el bien de unos va a compensar la falta de bien de otros. En la economía civil de mercado, cuya lógica es el bien común, lo anterior no es posible porque si olvidamos el bien de algunos, el de los demás desaparece.

Una de las diferencias fundamentales entre ambos modelos de economía de mercado es que la economía de corte neoliberal se basa en los principios de intercambio de equivalentes y de redistribución que requiere partir de un precio de mercado; el sistema civil de mercado añade un tercer principio: el de reciprocidad. Este concepto significa gratuidad, frente al mero principio de intercambio, cuya motivación básica es el interés por el dinero. En la reciprocidad hay donación, con una base de proporcionalidad en función de la capacidad de cada uno.

Los bienes son de diversas categorías: privados, públicos, comunes (como el medioambiente) y relacionales (lo que se producen en la relación interpersonal). Para Zamagni, el modelo neoliberal funciona bien con los privados, menos con los públicos y es un desastre con los bienes comunes y relacionales. Pero el ser humano quiere cada vez más bienes comunes y relacionales. Si no modificamos el modelo neoliberal tendremos un mayor ingreso nacional, pero habrá ciudadanos agraviados. Para conseguir bienes comunes y relacionales tendremos que introducir el principio de reciprocidad.

La filosofía que subyace al pensamiento neoliberal es la del individualismo libertario nacida en Estados Unidos y según la cual cada uno es patrón y manager de sí mismo y su destino está en sus manos. Zamagni expone que este paradigma lleva a la desesperación porque ninguno de nosotros es una isla, ni se basta a sí mismo; tenemos que establecer relaciones interpersonales. El individualismo es enemigo del personalismo, que es la filosofía en la que se basa la economía civil de mercado, y es la idea de un individuo que tiene una relación ontológica con los otros. Es la idea contraria al ambiente de competencia. El individualismo genera egoísmo, mientras que la ayuda de unos a otros hace real la reciprocidad.

Es fundamental destacar que las nuevas pobrezas no son debidas a la carencia de recursos: las paradojas específicas del crecimiento que vivimos actualmente como el aumento de la desigualdad, el crecimiento de la desocupación (jobless growth) o las dificultades crecientes para hacer practicable el principio de la soberanía del consumidor, ninguna tiene que ver con la escasez de recursos materiales sino que señalan más bien a una escasez social y esta se resuelve solamente con un cambio institucional y de modelo económico.

La nueva economía política ha demostrado convincentemente que en la base de toda quiebra de mercado radica la incapacidad del mercado de generar resultados cooperativos. El premio Nobel de Economía Kenneth Arrow defiende que se puede sostener que gran parte del atraso del mundo admite ser explicado por la falta de confianza recíproca.

¿Qué es lo que hay que hacer en una sociedad para que crezcan las estructuras de confianza?.Cambiar hacia un modelo de economía civil de mercado propio de las tradiciones culturales latinas del Sur de Europa: la sociedad civil es el lugar ideal destinado a predisponer para la confianza dado que actúa por el principio de reciprocidad y no así, en cambio, el mercado privado que actúa por el de poder de adquisición. La sociedad civil no puede ser solamente un presupuesto para el correcto operar del Estado y para el funcionamiento eficiente del mercado privado.

La sociedad civil no puede dejar de incluir una economía civil como forma de generar alternativas de modelo económico que acabe con esa escasez social y nos permita desarrollarnos a todos íntegramente con seres humanos más allá de la simple acumulación material de producción total. Como ya decía Marco Aurelio: "Van mal los asuntos humanos cuando queda solamente la fe en los asuntos materiales".




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