martes, 15 de marzo de 2011

El mito de Fausto y el vivir con sentido

A todos nos ha surgido en algún momento de nuestra vida la pregunta de si tiene sentido hablar de construir una vida con sentido. Sabemos que nuestra vida tiene un tiempo vital limitado y a veces nos preguntamos si podemos sumergirnos a fondo en la vida y a la vez querer comprenderla.El eterno dilema entre la imposibilidad de una vida experimentada o sólo reflexionada esta servido.

De muchos consejos y recomendaciones que nos dan o leemos habitualmente parece que la felicidad no tiene ningún misterio: el hombre feliz es el que no mira atrás ni tampoco hacia adelante. Vive exclusivamente en el presente. Pero hay una cosa que el presente no puede proporcionar: el sentido. Los caminos de la felicidad y del sentido son diferentes. Como nos dice el escritor Jed Rubenfeld si lo que el hombre quiere es el sentido (de sus sueños, de sus deseos, de su vida) el hombre ha de revivir su pasado, por más tenebroso que sea, y vivir para el futuro por más inseguro que se le presente. En palabras del filósofo Kierkegaard debemos superar la fase estética de los humanos.

Parece ser entonces que buscar el sentido de la vida es más complicado que vivirla. Atreverse a comprender sería quizás la pérdida de la inocencia y la expulsión del arcaico mundo feliz. Pero por otro lado, como también nos dice el escritor Aldous Huxley, el encanto real de la vida intelectual es su facilidad. Vivir es mucho más difícil que el sánscrito, la física y la economía. Muchas veces se articulan simples y  falsas abstracciones en lugar de las vivientes complicaciones de la realidad.  Para Huxley la vida es algo peligroso y contradictorio que nos interpela y reclama nuestra acción y no solo nuestra aséptica reflexión.

Y dentro de la literatura el mito de Fausto genialmente recreado por Goethe recoge de manera magistral este eterno dilema entre experiencia o intelectualidad. Y como muy bien nos expone el filósofo Rafael Argullol esta sed desmedida de conocimiento es propia ya del hombre moderno: la necesidad trasgresora moderna de plantear el desafío a los límites de la vida expuesta entre el duelo de Fausto y el experimentado en la vida diablo Mefistóteles representa el estatus de la modernidad surgida de la Ilustración y la Revolución industrial con su continua investigación de los límites de la realidad en búsqueda de progreso y felicidad y la parte oscura de esa ambición con que la vida a veces nos sorprende. Un Fausto en cuya ambición intelectual ve como se le escapa la vida real.

Y para vuestra reflexión sobre en que lado estáis de este dilema entre vida y pensamiento os dejo con una canción subtitulada del grupo Radiohead llamada Reckoner (Pensador) basada en la alegoría de Fausto y ese experimentado y viejo diablo conocido también en su versión inglesa como Reckoner.


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